En un giro inesperado de los acontecimientos, los Ponchos Rojos críticos al Gobierno arribaron a La Paz con la intención de tomar la sede campesina, pero se encontraron con un fuerte resguardo policial que impidió el acceso a la misma.

La Policía, en un esfuerzo por mantener el orden, decidió no entregar la sede a ninguno de los dos bandos en conflicto, lo que llevó a una suspensión temporal de la movilización.

Pablo Merna, dirigente de los Ponchos Rojos, confirmó esta situación, indicando que se llegó a un acuerdo con el comandante de la Policía para evitar un enfrentamiento que podría haber escalado.

Merna agregó que su grupo comunicará lo acordado a sus bases, quienes tendrán la última palabra sobre los pasos a seguir.

“No nos van a dejar ingresar, tampoco van a dejar ingresar a la otra parte, hasta que podamos resolver este problema de manera interna”, explicó.

A pesar de la tensión, Merna enfatizó que no desean confrontación y que las decisiones futuras dependerán de la opinión de sus bases.

Esta estrategia parece orientada a mantener la paz y evitar un posible conflicto en la sede.

Antes de la llegada de los Ponchos Rojos a La Paz, la dirigencia de la Federación Túpac Katari había emitido un instructivo para replegarse de los bloqueos que habían estado vigentes durante ocho días en la carretera a Copacabana.

La intención es movilizarse de manera más organizada y efectiva en la ciudad, buscando que sus demandas sean escuchadas sin recurrir a la violencia.

Este cambio de estrategia refleja la necesidad de diálogo y resolución pacífica en un ambiente de creciente tensión entre las organizaciones campesinas.