Nueva era en Siria: El Gobierno de transición despliega sus primeras medidas
Al Bashir busca reactivar las instituciones estatales mientras promete mejoras sociales
El Gobierno de transición sirio, liderado por el islamista Mohamed al Bashir, inició este jueves un proceso de reactivación institucional tras la reciente toma de Damasco por los rebeldes del Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham, HTS). Con una simbólica bandera tricolor ondeando en cada rincón de la capital y la reactivación de la burocracia estatal, la administración busca consolidar su autoridad mientras enfrenta las demandas urgentes de la población.
El regreso al trabajo en oficinas gubernamentales incluye a nuevos burócratas llegados del norte junto con combatientes de HTS, quienes ahora lucen uniformes impecables, y a antiguos empleados que retoman sus funciones tras días de caos. La recuperación de la maquinaria estatal también implica medidas simbólicas, como el reparto de pan gratuito en plazas públicas, un gesto dirigido a aliviar la presión económica de los precios desorbitados de los alimentos.
En declaraciones transmitidas por la TV Siria, Al Bashir delineó las prioridades de su administración: triplicar los salarios públicos, mejorar los servicios básicos y eliminar las controvertidas “tarjetas inteligentes,” que racionaban bienes esenciales como combustible. Sin embargo, la rueda de prensa prometida para este jueves fue cancelada, dejando en suspenso detalles clave sobre las medidas a implementarse.
En el ámbito diplomático, el Gobierno agradeció a países árabes e Italia por la reanudación de sus misiones diplomáticas en Damasco, en un intento de proyectar estabilidad y abrir nuevas oportunidades de cooperación internacional.
Mientras tanto, los ciudadanos observan cómo los símbolos del antiguo régimen desaparecen bajo una nueva estética marcada por la bandera verde, blanca y negra con tres estrellas rojas, que ondea como insignia del nuevo orden político. Tenderos y comerciantes pintaron apresuradamente sus locales con los colores del gobierno de transición, mientras las calles reflejan un frágil equilibrio entre la propaganda oficial y la realidad cotidiana.
Con promesas ambiciosas y una renovada presencia en las calles, la administración de Al Bashir enfrenta el desafío de transformar las aspiraciones de cambio en soluciones concretas para una población desgastada por años de conflicto y crisis económica.
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