En una reciente serie de entrevistas, se han planteado serias dudas sobre las preguntas propuestas para un referendo impulsado por el presidente Luis Arce.

Críticos han señalado que las preguntas no solo parecen estar diseñadas para favorecer a una persona en particular, sino que también podrían ser una cortina de humo para desviar la atención de temas más críticos, como la cuestión de los combustibles.

Los detractores, incluido el ministro Manolo, han expresado que el referendo parece ser una estrategia política en lugar de una consulta genuina.

Según ellos, el contenido de las preguntas revela un sesgo hacia una reforma parcial de la Constitución, lo cual podría vulnerar aspectos jurídicos y constitucionales.

En particular, se ha criticado la confusión y el nerviosismo del ministro Lima durante la explicación de estas preguntas, sugiriendo que no han sido adecuadamente formuladas ni comprendidas por la población.

El Tribunal Supremo Electoral, tras la evaluación técnica, ha sido instado a reformular las preguntas, ya que se considera que no cumplen con los requisitos necesarios para un referendo nacional.

Los críticos sostienen que la propuesta de referendo podría resultar en un "ridículo genial" del presidente Arce, y cuestionan si la Constitución permanecerá intacta o si se avanzará hacia una reforma parcial encubierta.

Las preguntas del referendo, que deberían ser revisadas y modificadas antes de las 72 horas, han sido duramente criticadas por su falta de claridad y relevancia.

La preocupación general es que estas preguntas no aborden efectivamente los problemas reales y podrían estar diseñadas para favorecer intereses políticos específicos.