Los electores en Australia comenzaron a votar en un trascendental referendo sobre los derechos y el reconocimiento de los ciudadanos indígenas, en una campaña que ha revelado profundas divisiones entre la mayoría blanca y los descendientes de los pobladores originarios.

Este histórico referendo permite a casi 18 millones de australianos votar a favor o en contra de una reforma constitucional que, por primera vez, reconoce explícitamente a los pueblos indígenas y establece la creación de un órgano asesor denominado "Voz" para evaluar las leyes que afectan a estas comunidades.

Sin embargo, las encuestas de opinión dan escasas opciones de ganar al "sí", con poco más del 40%, mientras que el "no" se acerca al 60%.

Los pueblos indígenas australianos, cuyos ancestros han habitado el continente por más de 60.000 años, constituyen solo el 3,8% de la población y han enfrentado marcadas desigualdades desde la llegada de los colonos blancos hace más de 200 años. Tienen más probabilidades de padecer enfermedades, estar en prisión o fallecer a temprana edad que sus compatriotas blancos.

Los defensores de la reforma argumentan que esta iniciativa contribuirá a abordar estas desigualdades. Sin embargo, las encuestas sugieren que los australianos prestan poco interés a los problemas de las comunidades indígenas.

La campaña opositora ha logrado avivar preocupaciones sobre el papel y la eficacia de la "Voz", instando a votar "no" si existen dudas. La división en la opinión pública refleja la complejidad y la sensibilidad de la cuestión, que ha estado en el centro del debate en Australia en los últimos tiempos.